La reforma fiscal de Estados Unidos, las elecciones presidenciales y la renegociación del TLCAN en puerta, dibujan una tormenta perfecta sobre el consumo de los mexicanos y la deuda del país.
El dólar, una de las divisas más importantes del mundo, está por ver tiempos mejores y amenaza con crear una tormenta perfecta sobre México.
La reforma fiscal de Donald Trump, el presidente de Estados Unidos, le dará más fortaleza a su monefa, lo cual tendrá efectos negativos principalmente en los precios al consumidor y en la deuda externa de nuestro país.
Estados Unidos recortó su impuesto corporativo, o ISR, de 35 a 21% para atraer nuevas inversiones. Además, las empresas que repatrien su capital pagarán un impuesto de 8% desde una tasa previa de 15.5%.
La reforma también pasará de un sistema impositivo mundial, en el que los ingresos obtenidos en el extranjero están gravados en Estados Unidos, a un sistema territorial en el que solo se gravarán las ganancias nacionales. Se estima que las compañías estadounidenses mantienen cerca de 2.6 billones de dólares fuera de Estados Unidos, con el fin de evadir la tasa del 35%.
“Es probable que el dólar se fortalezca, seguramente van a querer repatriar sus capitales, como es dinero que está en otras divisas van a tener que comparar dólares y ahí se dará una mayor debilidad del peso”, comentó en una conferencia previa el economista para Canadá y México de Bank of America-Merrill Lynch (BofA-ML), Carlos Capistrán.
En esta tormenta perfecta, una mayor depreciación del peso ante el dólar implica mayores presiones para la inflación, que en diciembre subió 6.77%, un máximo de casi 17 años, pese a las constantes alzas en la tasa de interés referencial del Banco de México.
Adicional, la moneda mexicana también se verá afectada por factores propios como la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), así como por la competencia política por las elecciones presidenciales del próximo julio.
“Hay una tendencia muy marcada del dólar a revaluarse en el año y se verá reflejado en la inflación, la cual, por efecto aritmético tendrá que descender, pero solo es por un efecto estadístico, la depreciación del peso evitará que la inflación descienda como lo desean las autoridades y se quedará entre 5 y 5.5% gran parte del año”, comentó Alfredo Coutiño, director general de Moody’s Analytics para América Latina.
De esta manera, las presiones para los consumidores mexicanos seguirán este año, ya que ante mayores precios, su valor adquisitivo seguirá a la baja.
De acuerdo con Capistrán, el tipo de cambio cerraría el año en por lo menos 20 pesos por dólar, no obstante, el proceso electoral puede llevar al peso a niveles más débiles.
“Es aventurado dar un número para las monedas emergentes como el peso, pero ya probó niveles de 21 y 22 unidades por dólar, alcanzarlos una vez más sería relativamente fácil ante los episodios que habrá este año”, agregó Coutiño.
El Banco de México también ha opinado sobre esta tormenta perfecta. El gobernador Alejandro Díaz de León dijo la semana pasada que, si se materializan efectos negativos de eventos como la reforma fiscal de Trump, el proceso electoral de julio o volatilidad por el TLCAN, pueden tener choques en el tipo de cambio.
“Con la adición que se hizo de las coberturas cambiarias liquidables en moneda nacional ya se tiene un conjunto de instrumentos adicional que puede ayudar, no para evitar ni tratar de diluir el ajuste en el tipo de cambio que se tenga que dar ante alguna materialización de los riesgos, lo importante es que contribuyen a que el ajuste se haga ordenado”, dijo en una entrevista a Foro TV.
Las tasas, otro ingrediente de la tormenta perfecta
Como parte de la reforma fiscal de Trump, los especialistas esperan que la actividad económica de Estados Unidos se acelere, lo cual puede generar presiones en la inflación, por lo que la Reserva Federal (Fed), el banco central de Estados Unidos, elevará este año, por lo menos tres veces su tasa de interés referencial, lo que le brinda un mayor atractivo al dólar, ya que paga un mayor rendimiento.
Mayores tasas de interés en Estados Unidos resulta negativo para México, ya que es un deudor y debe pagar más intereses por su deuda en dólares.
Al cierre de noviembre del año pasado la deuda del sector público en dólares sumó 147,884 millones, frente a los 140,505 millones de noviembre del 2016.
En tanto, el costo financiero del total de la deuda externa, es decir, el pago de intereses y servicio de la deuda, fue de 7,764 millones de dólares, de lo cual, 7,521 millones fueron para el pago de intereses, de enero a noviembre del 2017.
En el mismo lapso pero del 2016, el costo financiero fue de 7,217 millones de dólares, de esa cifra, 6,770 millones se destinaron para intereses.
El costo financiero de la deuda incrementa con mayores tasas de interés y con la apreciación de las monedas extranjeras frente al peso mexicano. Para el 2018, Hacienda prevé que el costo financiero de la deuda del sector público (interna y externa) sume 663,480 millones de pesos, equivalente a 2.9% del Producto Interno Bruto (PIB).
Vía Alto Nivel