Analizar las primeras declaraciones de Andrés Manuel López Obrador resulta de gran importancia, por el futuro que tendrían algunos temas relevantes como la reforma energética, la construcción del nuevo aeropuerto de la CDMX y, lo más importante, el saber de dónde saldrán los recursos para cumplir con las promesas de campaña.
Las primeras declaraciones sobre temas económicos del candidato triunfante en las elecciones presidenciales, Andrés Manuel López Obrador, han generado tranquilidad en los mercados internacionales y han abierto las puertas para un primer acercamiento con el sector empresarial.
Hemos visto un AMLO prudente y cuidadoso en lo que dice, muy diferente al candidato que recorrió al país en los meses previos. Indudablemente que analizar esas primeras declaraciones resulta de gran importancia, por el futuro que tendrían algunos temas relevantes como la reforma energética, la construcción del nuevo aeropuerto de la CDMX y, lo más importante, el saber de dónde saldrán los recursos para cumplir con las promesas de campaña, sobre todo las de alto impacto social.
La percepción de lo que se ha dicho
El tipo de cambio de nuestra moneda frente al dólar fue uno de los principales indicadores que evolucionaron satisfactoriamente al conocerse el resultado electoral. En la primera semana, el peso se había apreciado en aproximadamente 3.5% frente al dólar y los analistas estiman que seguirá esa tendencia hasta ubicarse en 19.17 por dólar, que es el promedio móvil observado durante los últimos 100 días.
Sin embargo, también es importante mencionar que en la apreciación de nuestra moneda también contribuyeron elementos externos. En ese sentido, cabe destacar que en el contexto internacional el dólar se ha debilitado a consecuencia de la perspectiva de que durante el segundo semestre del 2018 la Fed aumentará nuevamente su tasa de referencia. Adicionalmente, también ha contribuido el alza en los precios internacionales del petróleo registrada en el primer semestre del año.
De la misma manera, no se han observado movimientos desfavorables en la tenencia de bonos, tanto nacionales como extranjeros, como tampoco en las calificaciones que miden el riesgo país. Asimismo, el comportamiento de la Bolsa Mexicana de Valores se ha visto mayormente influenciado por lo que ocurre en los mercados financieros internacionales, ya que se encuentran a la expectativa de lo que ocurrirá en las reuniones del 12 y 13 de junio de la Fed.
Independientemente de lo que ya se ha manifestado por parte de AMLO en el sentido de respetar la autonomía de Banxico, apoyar la renegociación del TLCAN y mantener el equilibrio de las finanzas públicas, hay aspectos que son preocupantes, como es el caso de que el gobierno entrante estará heredando niveles de endeudamiento pocas veces vistos. Al cierre del 2017, la deuda pública representaba 47.2% del PIB, cuando hace seis años la misma sólo significaba 36% del PIB. Lo más lamentable de esto es que la mayor parte del incremento de la deuda se destinó al gasto corriente, descuidándose el gasto de inversión. Seguramente en este aspecto es donde el nuevo gobierno tendrá que hacer importantes modificaciones para promover un gasto público más eficiente.
Destacamos lo anterior debido a la reciente declaración del virtual presidente en el sentido de que elevar los precios de las gasolinas conforme al índice inflacionario ha dejado dudas con respecto a su viabilidad en términos de la competitividad de los precios por parte de quienes la comercializan, tanto en el ámbito nacional como de la referencia con respecto a los internacionales. Para poder realizarlo, el gobierno tendría que reducir el IEPS que se cobra en cada litro de gasolina con la consecuente repercusión sobre las finanzas públicas. La otra vertiente de su propuesta es la reactivación de las seis refinerías existentes para elevar su capacidad de producción que actualmente ronda en 40% así como la construcción de dos nuevas unidades de refinación.
La construcción del nuevo aeropuerto de la CDMX sigue siendo una incógnita, ya que todavía es muy ambigua la afirmación en el sentido de que se revisarán los contratos correspondientes o que se concesione. Sin embargo, al mismo tiempo se sigue considerando la opción de construir una pista adicional en la base aérea de Santa Lucía.
En lo que se refiere a los programas sociales, llaman especialmente la atención los destinados a los adultos mayores y a los jóvenes que no estudian ni trabajan. En el caso del primero, se estima un costo de 35,000 millones de pesos y en caso del segundo sería de 90,000 millones de pesos. Su base principal para la obtención de recursos estaría en función de la redistribución de recursos que se hagan de los 147 programas sociales que actualmente se encuentran en operación y de los cuales, como es del conocimiento, en la mayoría de los casos se diluyen entre la burocracia que los aplica, la manipulación política que se hace de los mismos, así como de la desviación de los recursos, que en la mayoría de los casos no han podido abatir los elevados niveles de pobreza en los que viven más de 53 millones de mexicanos.
El reto que tiene el próximo gobierno es mayúsculo, ya que implicará cumplir con los compromisos de campaña y, al mismo tiempo, mantener la estabilidad macroeconómica. Sin duda alguna, mucho de su éxito dependerá de la capacidad que se tenga para eficientar el gasto público así como para eliminar la corrupción en las adquisiciones de bienes y servicios que realiza el sector público. Si todo ello se pudiera lograr, se estaría abonando muy favorablemente el terreno para que el país retome la senda del crecimiento económico que tanta falta nos hace.
Vía El Economista
13.07-2018