Gran parte de su gasto lo destinan a la compra de alimentos, lo que explica el mayor impacto.
La escalada de los precios generales en este año ha tenido su mayor impacto entre la población de menos recursos, los hogares que cuentan con uno y hasta seis salarios mínimos de ingreso, revelan estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
La información del Inegi muestra que mientras en agosto la inflación general registró una variación de 6.6% anual, los hogares que perciben un solo salario sintieron una fluctuación anual de los precios generales de 7.6 por ciento.
En contraste, los hogares que cuentan con más de seis salarios mínimos en sus entradas mensuales resintieron una inflación de 6.3% en agosto, es decir, una fluctuación ligeramente inferior al promedio observado en el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC).
De acuerdo con el economista en jefe de BBVA Bancomer, Carlos Serrano, esta diferencia del impacto inflacionario tiene que ver con el destino de los ingresos, y en dónde están recargando las familias su gasto.
Como “buena parte de la inflación en agosto ha estado impulsada por alimentos y bienes agropecuarios, no sorprende que sean las familias de menores ingresos las que han sentido un mayor impacto”, matizó.
Arturo Blancas, director general de Estadísticas Económicas del Inegi, explicó al presentar el cambio de año base de la medición de inflación, que los hogares de localidades de menos de 15,000 habitantes, que por lo regular son rurales, recargan una alta proporción de su gasto en el rubro de alimentos.
La información del Inegi evidencia que los hogares que viven con un salario mínimo y hasta tres, registraron una inflación anual de 7.4% en agosto. Esto es casi un punto arriba de la inflación general.
“La gente de menos recursos dedica un mayor porcentaje de su ingreso a alimentos y por tanto están más expuestos a las variaciones de estos precios, lo que en agosto se confirma al ser los más afectados”, explica el economista de BBVA Bancomer.
Agropecuarios, arriba de inflación
El economista de BBVA Bancomer detalla que buena parte de la inflación que hemos visto es en alimentos agropecuarios, los cuales el mes pasado registraron una variación de 8% anual, mientras que los procesados registraron una fluctuación de 11 por ciento.
No obstante, matiza que se trata de un aumento temporal, y al diluirse la presión de los precios de alimentos, bajará también para los hogares que tienen menores ingresos.
Con él concuerda Mariana Ramírez, analista en Ve por Más, quien consigna que “no siempre vemos que le pegue más la inflación a los hogares de más bajos recursos.
“Este año tiene que ver con los incrementos de agropecuarios; así como de alimentos y bebidas (…). A los hogares de mayores recursos también les afecta, pero ellos tienen capacidad de compensar las alzas de ciertos precios con otros rubros, como pueden ser los alimentos importados”, observó.
Pesará más en nueva medición
Desde agosto, el Inegi anticipó que actualizará la medición del INPC, lo que incluye el cambio de año base de diciembre del 2010 a la segunda quincena de julio del 2018; una modificación de ponderadores de algunos subíndices sobre los que se mide la inflación y que aumentará el mapeo de levantamiento de datos, para incluir localidades de menos de 150,000 habitantes.
Desde ese momento, el directivo del Inegi, Arturo Blancas, detalló que al incluirse en la medición localidades de menos de 150,000 habitantes, se asume que hay más de origen rural, lo que motiva un cambio en el peso del gasto que dirigen los hogares de la muestra hacia alimentos.
En la práctica, esta mayor proporción del gasto en alimentos motivará un cambio en el ponderador de los 10 genéricos con mayor peso en el cesto utilizado para la medición, precisó.
La analista de Ve por Más reconoció que al ganar más peso en la medición, los alimentos se posicionarán como un elemento más de riesgo por la volatilidad que les caracteriza.
El índice de precios incluirá nuevas ciudades y productos que hará que los bienes básicos aumenten su participación en la inflación general.
Vía El Economista