El empleo en México crece, pero cada vez es peor pagado

La oferta de empleo en México ha aumentado pero los salarios son cada vez menores. Los salarios son tan bajos que 41% de la población no puede comprar una canasta básica solo con los ingresos de su empleo.

Encontrar un empleo en México que sea bien remunerado se ha vuelto cada vez más complicado en un contexto en el que la economía nacional crece a tasas anuales de en promedio 2.6% desde hace 20 años.

Las condiciones de empleo en México se han precarizado. Aunque en este sexenio la creación de plazas se ha acelerado, los salarios son cada vez menores.

La remuneración por el trabajo se ha estancado en niveles de entre uno a tres salarios mínimos, de acuerdo con cifras del INEGI actualizadas al cierre del 2017.

El 46.81% de la población ocupada, es decir, 24.71 millones de trabajadores gana entre e 2,695 a 8,084.94 pesos al mes. Aunque el grueso de los empleos se ubica entre las personas que ingresan más de uno hasta dos salarios mínimos.

Por el contrario, el número de personas que ganan más de cinco salarios mínimos, esto es, más de 13,475 pesos al mes, muestra una tendencia a la baja. Al cierre del año pasado el número fue de 2.43 millones, un mínimo récord.

La cifra ha mostrado un descenso desde 2008, cuando explotó la crisis financiera mundial. Ese año 4.93 millones de personas ganaban más de cinco salarios mínimos.

“Estamos viviendo una nueva etapa de precarización, pareciera que estructuralmente los últimos seis o siete años los empleos que se crean están en un rango de salarios bajos. Eso está vinculado con la precarización de la actividad empresarial”, comentó José Luis de la Cruz, director general del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC).

Empleo en México con sueldos insuficientes

Las cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), muestran que, en el último trimestre del 2017 el 41% de la población con un empleo no pudo comprar una canasta alimentaria solo con los ingresos de su trabajo. En los estados de Hidalgo, Ciudad de México y Tabasco aumentó la población en pobreza laboral.

Los hogares en pobreza laboral pueden lograr alimentarse a partir de ingresos no laborales como remesas, transferencias o acceso a programas sociales, indica la organización México ¿cómo vamos?

Adicionalmente, el ingreso alcanza para menos en medio de la creciente inflación. El poder adquisitivo del ingreso laboral disminuyó 2.5% entre el cuarto trimestre de 2016 y el cuarto trimestre de 2017.

Pero además de las bajas remuneraciones, el empleo en México también enfrenta otro problema: la falta de acceso a la seguridad social.

De las 52.87 millones de personas con un empleo, 32.87 millones no tiene acceso a la seguridad social, es decir, 62% del total, mientras que el 37% sí tiene acceso y el resto no especificó.

La falta de seguridad social implica no contar con acceso a servicios de salud del Estado, pensión y otras prestaciones, lo que aumenta los riesgos de elevar los niveles de pobreza en el país, principalmente entre los mexicanos en edad de retiro ante una mayor esperanza de vida. Para el 2050, el número de adultos mayores aumentará a 32.4 millones, desde 10.06 millones del 2016.

La situación de bajos salarios crea un círculo vicioso, ya que esto complica que los trabajadores puedan destinar una parte de sus ingresos al ahorro, en especial los que están en la economía informal.

Desempleados con mayores estudios

Otro de los problemas del empleo en México, es que las personas que tienen mayores cualificaciones escolares enfrentan dificultades para encontrar una ocupación.

Tradicionalmente las personas con un mayor grado de estudios suele pasar más tiempo desempleadas, ante la búsqueda de un trabajo que cumpla con sus expectativas.

No obstante, esto se ha exacerbado en los últimos años y de acuerdo con el IDIC, la razón de fondo radica en el bajo valor agregado que genera el sector productivo, ya que requiere poco capital humano, es decir un nivel de estudios y de capitación laboral bajo.

Por ejemplo, en el 2005, 446,685 de los desempleados tenían estudios medio superior y superior, pero en el tercer trimestre del 2014 esta situación alcanzó un máximo de 1.12 millones de personas. Al cierre del 2017, la cifra fue de 852,289, lo que equivale a 47% del total de la población desocupada.

“Al final del día la gente con mayores estudios normalmente debe emplearse en procesos productivos con mayor valor agregado, pero una economía que no crece, no requiere personas calificadas”, comentó De la Cruz.

Agregó que, esta situación de bajos salarios y de una economía que no demanda fuerza de trabajo más preparada, atenta contra la fortaleza del mercado interno, el cual es un elemento vital que permite tener estabilidad tanto económica como social.

Vía Alto Nivel


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