El año que comienza es un buen momento para expandir el horizonte de tu empresa.
Realiza un balance de tus puntos fuertes
Lo primero que debes poner en balanza son tus puntos débiles y fuertes, para así identificar cualquier activo humano, físico u operativo que esté desaprovechado:
- Reputación de tu empresa: Este punto es sumamente importante para iniciar ¿qué dicen tus clientes actuales de ti y de tus productos?, identifica los puntos débiles de tu empresa y corrígelos.
- Posicionamiento: ¿tu marca es reconocible?.
- Productos: revisa fríamente tus estadísticas de venta y rotación de productos; ¿qué líneas de producto son de bajo rendimiento?, ¿es necesario introducir uno nuevo al mercado para reactivar tu flujo de inventario?
- Proveedores: ¿tienen un buena calidad?, ¿te han quedado mal?, ¿son puntuales?.
- Habilidades, conocimiento y experiencia de tu equipo: habla con ellos, ¿necesitan aprender algo en específico para desempeñar mejor su trabajo?, ¿podrían rendir mejor en alguna otra área de tu empresa?
Analiza las fortalezas y debilidades de tu negocio, un examen completo puede ayudarte a responder estas preguntas clave:
- ¿Qué nuevas oportunidades puedes identificar después de considerar las fortalezas y debilidades actuales?
- ¿Tus debilidades pueden corregirse y convertirse en fortalezas?
¿Qué fortalezas se pueden utilizar como base para crecer?
Es tiempo de llenar vacíos
Más que estudiar sólo a tus competidores, preocúpate por detectar y llenar los vacíos y necesidades de tus clientes: es una vía fresca y abierta para encontrar nuevas soluciones.
Busca áreas ocultas de promesas incumplidas, necesidades y lagunas de información que padezcan tus clientes. Todas éstas son fuentes de oportunidades y, si llegas a ellas en primer lugar, pueden ayudarte a dar un salto competitivo que te coloque en ventaja frente a tus competidores.
Especialízate
La especialización es el mayor activo del emprendedor, para ello es esencial que tu negocio se destaque del resto; concéntrate en tus capacidades únicas ¿qué ofreces que los demás no pueden ofrecer?
¿Cuentas con los recursos necesarios?
Sé honesto: ¿tienes lo necesario para echar a andar el tipo de nuevo negocio que tienes en mente? Si no es así, plantéalo como un objetivo más realista a mediano plazo.
Asesórate
Si es posible, habla con alguien que se haya involucrado en una empresa similar, rodéate de información concreta: cifras y experiencias que te suavicen la toma de decisiones.
Sé un cazador de grandes oportunidades: necesitas más que sólo fe para lograr que la gente compre tus productos. El simple hecho de que existan no significa que las personas los desearán. Dibuja muy bien el mapa que te dé nueva energía, entusiasmo y visión del crecimiento de tu compañía. ¡La mejor de las suertes!