Según funcionarios federales, es necesaria una legislación en la materia para el aprovechamiento del alga.
A pesar de que se anticipa una menor llegada de sargazo a las costas de Quintana Roo en el 2020, este fenómeno afecta a 8.2% del Producto Interno Bruto turístico de México, por lo que se tienen que atender sus causas de origen y sumar esfuerzos regionales e internacionales, puntualizaron legisladores y funcionarios de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).
En el marco de la inauguración del foro El sargazo: Retos y Oportunidades, que se prolongará hasta este viernes en la sede de la SRE, Fabián Medina, jefe de la oficina del canciller Marcelo Ebrard, precisó que el fenómeno impacta en el litoral y en la Riviera mexicana a 420 kilómetros, en una franja de 1,000 kilómetros en las dos costas.
“En el 2015, para que tengamos una medición, el sargazo ocupó 950 piscinas olímpicas, de esa dimensión es el tamaño del fenómeno que tenemos que enfrentar”, expresó.
Agregó que el sargazo, el cual afecta a 24 países, especialmente a 19 naciones caribeñas, no es un fenómeno aislado “ni de moda”, sino que es de la naturaleza y que llegó para quedarse.
“México quiere liderar los esfuerzos para que tengamos una solución de fondo, para erradicarlo, porque es muy complicado para enfrentar el fenómeno de una manera ordenada tanto en la contención como en la recolección y en la disposición final”, aseveró.
“El día que le pongamos precio al sargazo se van a pelear por él. En Francia y en España, específicamente en Galicia, dan a 1 euro el kilo de sargazo. Nosotros tuvimos más de 1.5 millones de toneladas, pero para eso necesitamos legislación, necesitamos legislar en torno al sargazo”, acotó Medina.
Resultados limitados
Por su parte, José Luis Pech, secretario de la Comisión de Ciencia y Tecnología del Senado de la República, advirtió que a pesar de que se ha hecho frente al fenómeno del sargazo los resultados han sido limitados, pues se atienden los efectos, pero poco las causas.
“El combate al sargazo es una necesidad y una urgencia (…) Además, la complejidad y poca difusión del conocimiento científico de su origen no han permitido la unión de esfuerzos regionales e internacionales para atenderlo de forma coordinada”, concluyó
Vía El Economista