La renegociación del acuerdo comercial trilateral no es el único desafío para el país, los retos económicos van mucho más allá.
El devenir de la economía mexicana estará marcado, en buena parte, por un tema que está en ciernes: la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Su resultado es una incógnita y quizá no se conozca hasta los primeros meses de 2018. Si bien es un tema crucial en la escena económica, no es el único.
Recientemente, se sumaron los daños de los sismos del 7 y el 19 de septiembre. Estos ya afectaron el crecimiento económico del tercer trimestre de 2017 y demandarán 48,000 millones de pesos.
Bank of America Merrill Lynch prevé que el PIB de México crezca 1.9% en 2017, dos décimas menos que en su anterior previsión, y que en 2018 avance 1.6%, tres décimas más de lo que pronosticó previamente.
Más allá de los pronósticos, lo cierto es que la economía mexicana tiene abiertos varios frentes que quizá toque a la próxima administración atender. El escenario se vuelve más complejo por otro gran evento que está por ocurrir, la elección presidencial de 2018, que promete ser complicada y muy competida.
1. Impacto por sismos
Los daños causados por los sismos del 7 y el 19 de septiembre hicieron retroceder el PIB 0.2% en el tercer trimestre, según cifras preliminares del INEGI. Aunque la afectación al final del año será marginal, según el gobierno federal. Esteban Polidura, jefe de Inversiones de UBS en México, estima que el efecto se diluirá en el último trimestre del año. Incluso, el crecimiento podría mejorar con las tareas de reconstrucción. No obstante, un mayor gasto por este motivo presionará las finanzas públicas.
El gobierno federal estima que se requerirán unos 48,000 mdp para la reconstrucción, pero podrían llegar hasta 100,000, incluyendo los daños causados
por el huracán Katia en Oaxaca y Chiapas.
2. Inversión Extranjera Directa (IED)
La incertidumbre que genera la renegociación del TLCAN ha afectado la decisión de los inversionistas. En el primer semestre del año, la inversión extranjera directa (IED) descendió 11.6%, comparado con el mismo periodo del año pasado, hasta 15,645 millones de dólares, según la Secretaría de Economía.
Los gastos realizados en maquinaria y equipo, así como en construcción (inversión fija bruta), promedian una baja anual de 1.4% en los primeros siete meses del año. La incertidumbre aumentará ante las elecciones de 2018. “Algunas empresas pospondrán sus planes de inversión hasta que tengan más claridad sobre el resultado”, dice Esteban Polidura, de UBS.
3. Deuda pública
En los últimos cinco años, el saldo de la deuda pública aumentó en 15.3 puntos porcentuales del PIB. Al cierre de 2016, la medida más amplia de la deuda pública representó 50.1% del PIB, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Ante el riesgo de que las agencias calificadoras bajaran la nota soberana de México, el gobierno federal se comprometió a corregir el desbalance financiero. La dependencia asegura que la deuda bajará a 48% del PIB al cierre de 2017 y el próximo año, hasta 47.7%.
Sin embargo, el costo financiero de la deuda (intereses y comisiones) sigue creciendo. Para el siguiente año, ascenderá a 663,479 mdp, 10% más que en 2017, debido a un aumento nominal de la deuda y tasas de interés más altas, al menos en la primera mitad del año, según los Criterios Generales de Política Económica para 2018.
4. Pensiones
El próximo año, el gasto del gobierno federal en pensiones será de 793,700 mdp, 5.2% más que lo aprobado en 2017, de acuerdo con los Criterios Generales de Política Económica para el Paquete Económico 2018.
El gasto por este concepto es ineludible para el gobierno federal y crece anualmente, por lo que significa una presión creciente para las finanzas públicas.
En 2017 representó 12.15% del Presupuesto de Egresos de la Federación y 3.5% del PIB.
Según un estudio de Afore Principal, el pago de pensiones crecerá a un ritmo de 7.8% real anual, para alcanzar un 4.4% del PIB en 2022, con lo que superará el presupuestos que se destina a educación, salud e inversión pública.
La situación se complica si se considera que 58% de la población económicamente activa no ahorra para su retiro.
5. Inflación
La inflación en México llegó a 6.66% a tasa anual en agosto, un crecimiento no visto desde mayo de 2001. El aumento en los precios de los combustibles y la depreciación del peso frente al dólar llevaron este indicador a niveles máximos.
Los incrementos, al parecer, ya alcanzaron un techo y la tendencia es a la baja. El indicador se ubicó en 6.37% en octubre, según datos del INEGI.
Los sismos de septiembre causaron desabasto en algunas regiones afectadas, lo que repercutió en la inflación y continuará bajando hasta llegar a 3.7%, en 2018, dice Polidura, de UBS.
Sin embargo, la volatilidad del tipo de cambio debido a la renegociación del TLCAN y el próximo proceso electoral seguirán siendo un factor en contra para que continúe la disminución de la inflación y las tasas de interés, indica HR Ratings en un reporte.
6. Inversión pública
Entre 2014 y 2017, el gasto público en inversión física ha caído 27.4%, de 820,000 mdp a 595,000, según los Criterios de Política Económica.
Esa disminución ha sido producto de los ajustes prespuestales que ha hecho el gobierno federal desde 2015, para compensar la caída de ingresos petroleros y ante la necesidad de disminuir el déficit fiscal.
La causa fundamental del bajo crecimiento de la economía mexicana es la falta de inversión, dice José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial.
Ahora, el gobierno debe destinar recursos adicionales para la reconstrucción de infraestructura educativa, de salud y de vivienda, dañada por los sismos.
Entre los grandes proyectos de infraestructura cancelados en esta administración están el tren de pasajeros a Querétaro y un acueducto que transportaría agua desde el río Pánuco hasta Monterrey.
Vía Expansión