La economía mexicana muestra diversas señales mixtas sobre su futuro, aunque la mayor parece indicar un camino lleno de retos en los meses que están por venir
El desempeño de la actividad económica en el último mes de 2018 y al inicio del presente año no ofrece una lectura uniforme, sino más bien una mixta. ¿Qué nos dice esto hacia adelante? En GFB×+ consideramos que la economía enfrentará una serie de retos en los meses por venir, lo que hará que crezca a un menor ritmo que en el año previo.
1. Expectativas de los hogares: El lado optimista
Algunos indicadores construidos a través de encuestas y que capturan la evaluación subjetiva que hacen los agentes económicos sobre la situación económica, se encuentran del lado positivo de la balanza. Tal es el caso del indicador de la confianza del consumidor, el cual tocó en febrero su máximo histórico, aunque los componentes que muestran un mayor avance son aquellos relacionados con las expectativas para los próximos 12 meses.
2. Confianza no permea en gasto de las familias
Pese al desempeño positivo de la confianza y otras variables (e.g. remesas y salarios reales), el consumo privado se desaceleró en diciembre, al registrar su menor crecimiento desde noviembre de 2013. Incluso el menor dinamismo fue general, pues se observó tanto en el consumo de bienes (de origen nacional e importado) como en el de servicios. Al inicio de 2019, datos oportunos (ventas ANTAD, Walmart) apuntaron a que la moderación en la variable se extendería a enero, posiblemente afectada por eventos atípicos (el abasto gasolinas); y a una posible recuperación marginal en febrero.
3. La divergencia
El distanciamiento entre confianza y consumo se explica por: i) los rubros con mejor desempeño en la confianza del consumidor son aquellos que reflejan cómo esperan los encuestados que sean las condiciones futuras del país y del hogar, no aquellas que muestran la evaluación de la situación actual; ii) el desempleo repuntó en diciembre y, aunque se moderó en enero, sigue estando por encima del promedio observado 12 meses atrás; y, iii) la creación de empleos formales entre enero y diciembre fue menor que en el año anterior.
4. Industria: Atención a producción de crudo, inversión y sector externo
La actividad industrial en diciembre mostró su segunda caída anual consecutiva. Sigue siendo un lastre la minería petrolera, mientras que la construcción aceleró su contracción, principalmente por el componente de obra pública (reflejó la cancelación del NAIM); por otro lado, la manufactura crece, aunque a un menor ritmo.
La minería se mantendría en terreno negativo, dado que es probable que la plataforma de producción de petróleo siga tendiendo a la baja; la construcción podría tener un lento inicio de año derivado de que la inversión en el sector sumó en diciembre su segundo retroceso interanual y ante la posibilidad de retrasos en la ejecución del gasto público (como es típico al inicio de cada sexenio); para la manufactura, esta podría seguir creciendo en meses próximos, considerando el rebote en el optimismo por parte de los gerentes de compra del sector, pero estaría limitada por un contexto de menor inversión y desaceleración económica en Estados Unidos.
5. Descenso en inflación no garantiza menores tasas de interés
La tasa de crecimiento interanual de la inflación durante febrero regresó al rango objetivo de Banxico (3.0% +/- 1.0%), siguiendo en gran medida el comportamiento de los precios de algunos productos energéticos y agropecuarios. El índice subyacente (aquel que excluye elementos volátiles y que es más relevante para efectos de política monetaria) ha registrado una desaceleración menor. Incluso, algunos de los componentes de esta última vieron un mayor dinamismo y se mantienen por encima del 4.0% a/a. Además, en recientes comunicados, la autoridad monetaria en nuestro país ha reiterado que el balance de riesgos para la inflación permanece sesgado al alza.Considerando lo anterior y un contexto de incertidumbre, es poco probable que Banxico recorte las tasas de interés en el futuro inmediato.
Vía Alto Nivel